lunes, 12 de diciembre de 2011

El Nacimiento de Tiribailes


Este blog empezó en mi primer embarazo... y lo retomé con el nacimiento de mi segundo hijo... Así que hay una laguna bastante grande (y muy importante) de mi vida.
Os dejo, pues, el relato del nacimiento de Tiribailes... espero que lo disfruteis tanto como nosotros!!

"Ahora
todo me parece un sueño, me parece que todo lo vivido no es mío, sino una serie
de imágenes que se han grabado en mi cerebro por pura casualidad…

Miro
a Tiribailes, está con su padre, mirándole, observándole, estudiándole… parece que
dijera: “te conozco, tu has estado aquí, a mi lado, todo este tiempo…”

Me
miro a mi misma y me encanta saberme animal, saberme mamífera…

Voy
a tratar de ordenar las imágenes, los pensamientos, los sentimientos…

EL
VIAJE ALUCINANTE DE TIRIBAILES (12-JUNIO-2009)

Tiribailes
fue un niño muy deseado. Sabíamos su nombre mucho antes siquiera de empezar a
buscarlo.
Mi
primer embarazo, mis primeros hijos, eran gemelos. Y se fueron a las 9 semanas.
Dejaron la cama calentita a su hermano , que se agarró como agarra ahora mi
pelo, con una fuerza maravillosa.

Fue
un embarazo estupendo, quitando las típicas y caprichosas necesidades del
cuerpo: hacer pis cada 5 minutos, que tu estómago sólo te pida lácteos durante
el primer mes y que tu cuerpo te pida tomate natural cuando tú eras de la liga
anti-tomate, que tus pies se hinchen cual elefanta, te enfadas cada vez que vas
al ginecólogo y mencionan tu subida de peso… menudencias. Yo pasé 9 meses
maravillosos (aclaro que he estado de baja desde el primer día de embarazo,
suerte que tiene una en su curro, y que eso, ayuda)… 9 meses disfrutando
devorando información, conociendo a gente estupenda, compartiendo todo esto con
M. y sobretodo, sobretodo, mirándome por dentro.

Quería
que Tiribailes naciese en casa, quería estar en mi guarida, quería saberme animal,
quería saberme mamífera…

Hicimos
la “preparación al parto” con Génesis, en Madrid. Sólo tengo palabras buenas…


Aguanta, Tiribailes
aguanta…

En
la semana 35 empiezo a notar alguna
contracción. No eran como las de siempre. Además había expulsado parte del
tapón mucoso… Era demasiado pronto
(debía llegar a la 37 para poder parir en casa) y me puse un poco nerviosa…
“Aguanta Tiribailes, aguanta”.


Llamé
a Jero (una de mis comadronas) para informarle y esa misma tarde estaba en su
consulta. Conclusión: dilatación de 1 cm y cuello medio borrado. Me toca estar
tranquilita unos días, al menos hasta pasar la fecha en la que pueda parir en
casa.

Aguanta,
Tiribailes, aguanta.

Así
que comenzamos nuestro diálogo diario: buenos días Tiri, que bien que hayas aguantado,
ya estamos en la fecha de poder nacer en casa, pero si esperas hasta el fin de
semana, mejor, así acabo el curso de Doulas, que sólo queda un módulo… y como
aguantaba, le decía… pues si te parece bien, aguanta ahora que acaba de
fallecer el abuelo y así podemos estar con la familia… y aguantaba… y ya
puestos querido mío, aguanta hasta este fin de semana que es el curso de Michel
Odent… y aguantó! (El domingo, en el curso de Michel Odent expulsé de nuevo
tapón mucoso, y nosotras nos reíamos diciendo que me iba a poner de parto y que
al Sr.Odent no le quedaba más remedio que ser el padrino).

Así
llegamos a la noche del 11 de Junio, tomando unas cañitas con unas amigas en
Lavapiés… me entra un ataque de sueño… las 12 de noche, amigas, me voy a dormir.
(Qué ilusa…)

Bajando
por la cuesta noto una contracción, una culebrilla que se mueve. No termino de darle importancia aunque
llegando al portal noto otra. Cuando llego a casa, decido no decirle nada a
M, ¿y si me ocurre como a otras muchas mujeres y me tiro con contracciones
dos días? Mejor dejarlo estar… me voy a la cama.

A
los pocos minutos me levanto, me noto extraña… la excusa perfecta para darme
uno de mis baños. Otra contracción, sangro un poco, me río por dentro… mejor me
cojo el móvil y así voy viendo cada cuanto son.

Me
desnudo, desde que me quedé embarazada me encanta ir sin ropa… abro la ventana
del baño, entra la noche… me meto en la bañera… me relajo… cuento las
contracciones. Cada 9 minutos, cada 8, cada 7… así hasta cada 5… me sigo
riendo, sé que esto no va a parar… creo que es hora de llamar a M.

Trato
se salir de la bañera, pero cada vez que lo intento llega otra contracción… me
entra un ataque de risa… ¿Qué hago? ¿Me pongo a chillar llamando a M?
Jajaja… acabo de ver el móvil, esa es la solución, llamaré a M por
teléfono, aunque se encuentre sólo a unos metros del baño… imaginad el susto
que se llevó!

Son
las 3:30 de la madrugada, M llega al baño con cara de sueño, le paso los
materiales: teléfono móvil, rotulador y sobre del banco dónde estoy apuntando
las contracciones… él, mientras tanto, va haciéndose a la idea de que no vuelve
a la cama.

Cada
5 minutos, cada 5, cada 4, cada 5, cada 4 cada 4 cada 3 … a las 4:15 llamamos a
Jero, mi matrona. Habla M, le cuenta… le pide que le pase conmigo… esto me
lo sé, quiere escuchar mi voz, saber cómo me encuentro… (que bonita profesión,
escuchar para saber cómo se encuentra una mujer, palpar la tripa para saber la
posición del bebé). Me pongo al teléfono, sé lo que me va a decir: “te escucho
tranquila… llámame cuando creas que debo ir”. Estoy tranquila, tal vez
demasiado… las drogas que tan sabiamente produce mi cuerpo empiezan a hacer
efecto… me encanta… quiero dejarme ir pero antes debo cerrar unos asuntos.

Llamo
a Ali, la amiga que había elegido para acompañarnos, para darle el relevo a
M si hiciese falta, para hacer fotos si me notaba bien y sobretodo, para
entender mis señales… Son las 4:30, hacía tres horas que me había despedido de
ella en Lavapiés… “Ali, ¿Qué haces?” “Pues aquí, esperando que ocurra algo para
no meterme en la cama” “Pues vente pacá que Tiribailes está llegando”

M
llama a su hermano y padrino de Tiribailes… él también había sido elegido para
acompañarnos… tenía 4 horas y media de viaje porque vive en los Pirineos…
siendo primeriza seguro que le daba tiempo… M había colocado ya el colchón
grande en el suelo del salón, y ahí estaba yo esperándole cuando me confirmó
que todas las llamadas estaban hechas… ya me puedo dejar ir… rompo aguas en ese
instante… me río… vamos corriendo al baño para ver el color de las aguas. Como
estaba manchando en cada contracción me había puesto una compresa la cual había
absorbido casi todo el líquido amniótico, que era claro.

A
partir de este momento no recuerdo nada… hay imágenes difusas… M llama a
Jero y le cuenta las novedades… yo llevo ya unas cuantas contracciones después
de haberse roto la bolsa… y en todas ellas mi cuerpo está empujando… yo no
entiendo nada… ¿no se supone que lo del pujo involuntario viene mucho más
tarde?. Recuerdo que se lo pregunto a Jero por teléfono: “Jero, ya estoy
empujando, bueno yo no hago nada, es mi cuerpo el que empuja… ¿es eso normal?”
y su maravillosa respuesta: “Todo lo que te ocurra es normal, muy pocas veces
hemos dejado que el cuerpo de la mujer actúe sólo”


Recuerdo
que Jero y Ali ya están aquí, no recuerdo como han llegado. Jero le pide a Ali
aceite de oliva, imagino que para hacerme un tacto… Ali trae una botella de
aceite usado… yo me río y trato de explicarle dónde está el aceite limpio, pero
me cuesta.
Me
recuerdo vomitando desde el váter al suelo. Me recuerdo de nuevo en la bañera,
M me moja las partes de mi cuerpo que no están en contacto con el agua.
Recuerdo cagarme en cada contracción. Recuerdo moverme con los ojos cerrados.
Me agacho. Subo una pierna. Recuerdo agarrarme a M, que esperaba sentado
en el bidet a que llegase otra contracción y ponerse en pié como un resorte
para que yo pudiera agarrarme a su cintura y dejar que la contracción pasara
por mi. Recuerdo morderle en la tripa… (en la siguiente contracción ya había
una toalla puesta estratégicamente). Recuerdo estar los dos sólos en el baño.
Recuerdo el paso a la respiración-soplido que sale desde lo más hondo… yo me
había imaginado soltando ese grito animal que sale de las entrañas como muchas
habían descrito… pero no, yo respiraba más bien como una leona marina (aclaro
que no he tenido el gusto de conocer a ninguna ni saber como respiran).

Recuerdo
pasar mucho tiempo en el váter, tocarme con los dedos la vagina y el periné,
recuerdo la sensación húmeda y ligeramente pegajosa en mis dedos, saber qué eso
que tocaba era la cabeza de tiribailes… Y todo esto…tan difuso…

Recuerdo
que Jero entra en el baño y que le dice en voz bajita a M que notaba que
mi respiración era distinta y que le gustaría ver cómo va todo. Recuerdo que me
toca despacito y yo me siento en el escalón del baño…contracción…Jero espera
tranquila, y después, muy cariñosa me mira y me toca… 9 centímetros. Son las
nueve de la mañana. Tiribailes está en las puertas. Desconecto de nuevo.
Me recuerdo
de rodillas apoyada en la bañera, recuerdo tocarme la abertura, subir una
pierna, bajarla… jugar con el movimiento de mi espalda. Recuerdo a Jero
poniendo una toalla en el borde de la bañera para que apoyara la cabeza. Recuerdo
un circulo de fuego, en cada contracción mi cuerpo cambia el empuje…ahora sé
que no queda nada… las contracciones vienen en oleadas de tres, yo sigo
respirando como una leona marina… otra oleada, si no es en esta me muero, me
voy a partir… no! , esto quiere decir que Tiribailes ya está aquí, sólo queda un
poquito más… siguiente oleada, su cabeza ha salido…siento que todo se relaja…
sé lo que viene ahora, saldrán sus hombros y su cuerpo detrás de ellos
rebosando líquidos, lo podré coger, abrazar, oler… mirar…



Jero
me lo ha puesto debajo, entre mis piernas… yo lo cojo, me siento en el suelo
sobre unas toallas… le miro…
Sólo
estamos él y yo… recuerdo que pienso o digo algo sobre que él sabía el
camino, que yo en realidad no había hecho nada… no recuerdo haber tenido dolor,
no recuerdo haber tenido miedo.

Ya
está aquí, húmedo entre mis brazos… demostrando al mundo entero lo que ya
sabíamos: que el bebé nace cuando tiene que nacer, que sabe perfectamente lo
que tiene que hacer… que si a su madre la dejan tranquila, si confían en ella,
en su animalidad… nada tiene por qué salir mal. Demostrando lo que ya sabían
nuestras abuelas y sus abuelas: que no hacen falta cortes, ni goteros, ni
potros, ni básculas frías y duras, ni aspiraciones, ni pinchazos, ni drogas,
ni… Tengo ganas de salir a la ventana y
chillar a los 4 vientos: Tiribailes ha nacido en casa, el parto es mío, y suyo y de
todas las mujeres que saben que se puede!!

Estamos
en el salón… Acaba de llagar Pichi, mi cuñado y padrino de Tiri… media hora
tarde… pobrecito, nadie imaginaba un parto tan rápido… M corta el cordón a
los 20 minutos, cuando ya ha dejado de latir… la placenta tarda 2 horas y
media… dos horas y media en las que yo me había olvidado de la placenta, 2
horas y media sangrando con cada contracción… a mi todo me daba igual… Jero me
decía que la visualizase, que si no salía pronto tendríamos que ir al hospital…
la placenta salió, enorme e intacta y Jero me puso una vía de oxitocina (creo)
para que el útero volviese cuanto antes a su sitio… recuerdo un rato de
malestar, como dolores de regla… y un vaso de zumo de frutas con placenta… qué
rico me supo…

Después
Jero me trajo la placenta y yo jugaba con ella mientras me explicaba qué era
cada parte…
Hacía
un calor insoportable. Taparon las
ventanas del salón para que no entrase el sol… y así nos tiramos tres días, en
nuestra guarida, compartiendo el regalito con las personas elegidas… pasados 5
meses todavía tengo la sensación de estar en mi guarida.

Tiribailes
pesó 3 kilos 100 gramos. No sabemos lo que midió. Tardó 12 horas en agarrarse
bien a la teta, y ahora no la suelta. Es la mejor de las sensaciones…


Hasta
aquí la primera etapa del viaje de tiribailes… el resto de etapas será él quien las
vaya escribiendo en su propio cuaderno de vida.

Quiero
dedicar estas páginas a nuestras familias, que nos apoyaron desde el principio.
También a nuestros amigos, los que confiaban y los que no. A Génesis por darnos
sabiduría y cariño. A Ali,a Jero y a Pichi, por recibir a Tiribailes con tanto amor…
a nuestras madres que nos parieron… a todas las mujeres de la historia por
enseñarme que se puede parir sin drogas…a mis hermanos del alma: Ana y Dani,
por estar a mi lado a pesar de la distancia. .. a mi querido M, por
acompañarme en mis maravillosas “locuras”, por haberme hecho madre… a nuestros
gemelos por enseñarnos a decir adiós… Pero sobretodo, estas páginas se las
dedico a las mujeres de El Parto Es Nuestro, porque luchan día a día para que
partos como el mío sean una realidad, para que las mujeres tomemos el poder que
se nos ha robado… el poder de parir. Porque me emocioné hasta el infinito
cuando me senté al ordenador y os escribí: “El parto ha sido mío”… porque este
parto también ha sido vuestro."