jueves, 15 de marzo de 2012

Cortecito limpio


Hoy, en mi reflexión de la teta con el Pequelito, me acordaba de una conversación que tuve con el Director de mi curro.
Yo, recién vuelta de mi baja de 20 meses (si, lo sé, soy una morruda), me encuentro con dicho Director, al cual por otro lado le tengo mucho cariño. Me pregunta amablemente por mi Tiribailes y yo le cuento entre babas.
Le comento lo importante que ha sido para mi esta baja tan larga, el poder estar con mi hijo a tiempo completo sus primeros 10 meses y mi opinión de que una baja maternal más larga, ayuda a toda la sociedad, y patatín y patatán.
Él, con mucho tacto me hace ver que tristemente, en esta sociedad en la que vivimos, que las mujeres se cojan bajas largas finalmente va en detrimento de la mujer, que a los empresarios no les compensa y que patatín y que patatán.
Finalmente llegamos al tema del parto: ¿Y cómo es que has parido en casa? Qué valiente. ¿Y si hay algún problema? ¿y si? ¿y si?...
Y yo, que para esto soy un poco burra, le contesto: Primero porque deseaba ser protagonista de mi parto, segundo porque deseaba darle a mi hijo un nacimiento sin violencia, y tercero, porque no me apetecía ni lo más mínimo que me cortaran mi vagina.
Pues oye, que lo que más le sorprendió fue lo de mi vagina: ¡Pero si es un cortecito limpio! ¿Qué problema hay? (Y lo decía de verdad, intrigado)
Ahí me di cuenta una vez más de la gran mentira que nos han contado. A mujeres y a hombres. ¿Cómo es posible que Director no pudiese ponerse en mi lugar y darse cuenta que un corte en la vagina, en el mejor de los casos, significan unos cuantos puntos ahí, en esa zona tan íntima, tan hinchable, tan esponjosa? Una cicatriz de por vida. Un tejido cortado a tijera y cosido con aguja e hilo, en esa zona tan íntima, tan caliente, tan jugosa...
¿No era capaz de ponerse en mi lugar? Pues tenía que intentarlo:
- Director. Cierra los ojos. Piensa en tu pene. Palpita. Sube y baja. Duerme. Se hincha. Ahora así, bien hinchado, imagina que un desconocido coge unas tijeras y te hace un corte. ¿Duele? ¿Volvería a ser el mismo después de cortar y coser? ¿Y si te lo hacen dos o tres veces en tu vida? ¿Y si después te enteras que no era necesario? Pues eso...
Su cara me dijo que si, que un poquito si que se había puesto en mi lugar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario