
Ayer, como casi todos los domingos por la tarde-noche, M. se fué a jugar al futbol... ( Por qué, por qué, los domingos por el futbol me abandonas, no te importa que me queda en casa soooola... léase con tonillo de canción). Así que me quedé con mis chicos, a los que llamaré Tiribailes y Pequelito, por orden de llegada.
El tema del baño es siempre un buen recurso para tener a Tiribailes entretenido y alejado de la teta que a estas horas reclama Pequelito con más asiduidad. Pues en esas me hayaba, sentada en el w.c (cerrado) con la teta fuera, con ese acaloramiento genuino de los baños infantiles observando los juegos de Tiribailes que consistían en tirar los juguetes hacia arriba y disfrutar del chapoteo al caer.
De pronto elige a dos muñequitos: un caballo y un cerdo. Cada uno en una mano, dispuesto a escenificar un diálogo.
-Hola Mamá.
-Hola Hijo.
-Yo a cole (yo en el cole)
-Yo a casa (yo en casa)
-muack, muack, muack.
Algo dentro de mi se rompió. Ahora entendía esto de que es a través de los juegos donde los niños muestran su realidad... Tiribailes estaba escenificando lo que es ahora su vida ( y si, sospecho que yo era el cerdo). El tema de la separación ha sido muy duro para los dos. Él en la guarde y yo en casa. Estaba jugando al juego de la verdad!! Y lo mejor de todo es que nos dabamos muchos besos. Bravo! Tenía mis dudas de su adaptación a este nuevo cambio y sus juegos me han demostrado que todo está en orden...
Cambio a Pequelito de teta y me entra un ataque de risa pensando en qué observará su profe en la guarde: ¿escenificará a sus padres haciendose arrumacos? ¿escenificará una escena de cama de 5, perrita incluida? ¿a su mamá dando dos tetas a la vez? ¿habrán llamado a la Psicopedagoga para que le analice?
Ahí queda esto y mi feflexión de la teta de hoy: observemos los juegos de nuestros hijos, pues aprenderemos qué es lo que está pasando en sus vidas...
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