martes, 2 de octubre de 2012

Esta noche escribo triste, con las tetas llenas de leche después de pasar todo el día alejada de mis churumbeles, que ahora duermen plácidamente...

Hoy vengo a hablar (a vomitar, más bien) sobre la conciliación... esa bonita palabra con la que se llenan la boca los políticos y los empresarios, pero que la mayoría de las veces, brilla por su ausencia.

Señoras y señores: LA NATURALEZA ES SABIA. Habréis escuchado esta frase un sin fin de veces, como yo... y, sin embrago, ahora me agarra dentro, con fuerza, tambaleándome...

La naturaleza es tan sabia que hace crecer en las mujeres (casi todas) el deseo de ser madres. Quien ha pasado por esto sabrá que no es algo racional, es más bien como un torbellino que se aloja dentro de ti...
Es tan sabia que ha creado el Don del Placer para que hombres y mujeres lo compartan y así asegurarse la supervivencia de la especie, es decir, sus hijos, los hijos de la Madre Naturaleza, de la Madre Tierra, de la Pachamamita.

(No entro aquí, porque no viene al caso, los placeres que personas del mismo sexo pueden darse).

La Naturaleza es tan sabia, que hace que durante los primeros meses de embarazo, la mujer se sienta cansada y desee dormir más, asegurándose que todas las energías se centren en el crecimiento del bebé. Tan sabia que hace que durante esos meses, la mujer rechace ciertos alimentos y hábitos tóxicos que pueden dañar a su hijo...

Es tan sabia que cuando nace un niño,sobretodo cuando no se ha medicalizado el parto, (lo habitual, vamos), madre e hijo se llenan de opiáceos para crear una suerte de adicción recíproca y así asegurarse de que la madre va a necesitar a su hijo casi tanto como él a ella. Todo esto ocurre si la madre y su bebé no son separados (lo habitual, vamos).

Es tan sabia que ha puesto en el cerebro de hombres y mujeres la reacción espontánea hacia el llanto del bebé, haciendo que todo el cuerpo reaccione a ese sonido y desee apaciguarlo... y si lo tienes en brazos, aunque no sea tu hijo, aunque nunca hayas dado el pecho, instintivamente deseas meterle una teta en la boca para calmarle.

Es tan sabia que cuando te separas de tu bebé, tu cuerpo reacciona queriendo estar a su lado, echándole de menos tanto como él a ti. Tan sabia que cuando un bebé dormido se despierta y no encuentra a su madre, llora hasta desfallecer, porque su instinto le dice que si se encuentra sólo, puede morir... 
  
Todo esto dura aproximadamente dos años y medio, asegurándose así la supervivencia del bebé. Todo tu cuerpo reacciona para protegerlo.

Así que si, la naturaleza es sabia... y nosotros vamos contra ella.

Porque da igual que durante los primeros meses de embarazo la mujer se sienta cansada y con sueño, porque le toca de todas todas ir a trabajar, no vaya a ser que la echen. Y si te duermes por las esquinas más te vale esconderte para que nadie diga que no rindes.

Da igual que se sepa que el parto debe transcurrir tranquilo y sin tiempos, porque de todas maneras te van a tumbar, ningunear, rajar y drogar, para que paras en los tiempos establecidos. Y aunque la no separación de tu bebé recién nacido sea la condición suprema para establecer una buena lactancia y vincularse, mejor se llevan al bebé y le meten un biberón de suero glucosado, no vaya a ser que tan pequeño ya demande demasiado a su mamá.

Da igual que el bebé llore en la cuna y su madre quiera cogerlo y acunarlo, porque lo mejor es que aprenda a dormir sólo, y llorar le ayuda a abrir los pulmones... más le vale ir aprendiendo a ser independiente...

Y aunque sepamos que por lo menos durante los primeros 6 meses el bebé debe tomar lactancia a demanda (o biberón a demanda), mejor le guardamos en una guardería a los 4 meses para que su madre pueda incorporarse de nuevo al mercado laboral... a saber en qué condiciones: porque la naturaleza ha previsto que la mujer y el bebé sufran si están separados, lo que no sabía ella es que los hombres haríamos todo lo contrario.

Así que así estamos, llenando las oficinas y fábricas y tiendas y grandes superficies de mujeres trabajadoras, mientras otros cuidan a sus bebés... y mientras trabajamos pensamos en nuestros hijos, pero más nos vale decir nada, porque "Hija, estamos todas igual"...

Pues yo estoy harta, estoy hasta los mismísimos ovarios de ver como mis compañeras madres trapichean con Diazepanes para tratar de sobrellevar sus vidas, contranatura total. Harta de escuchar la palabra CONCILIACIÓN...

¿De qué conciliación estamos hablando? ¿Ampliación de horarios en las guarderías donde guardamos a nuestros hijos? Y mientras nosotros tenemos una jornada laboral agotadora (no por tiempo, si no por lo mal gestionado) nuestros hijos también las tienen, algunos más de 12 horas guardados en la guardería (si, no se lleven las manos a la cabeza que conozco unos cuantos que dejan a sus hijos a las 7 a.m y les recogen a las 19).

La Naturaleza es sabia y nosotros nos hemos alejado de ella, nos hemos desvinculado... esclavos de un modelo patriarcal nos hemos masculinizado, hemos dejado que imperara la energía masculina y nos hemos olvidado de la femenina: lo racional frente al instinto, el egoísmo frente a la cooperación... 

Y así nos luce el pelo, no ya a las mujeres, si no a la sociedad en general: llenamos las guarderías de bebés mientras las madres se drogan tratando de olvidar que lo que les dice su cuerpo, lo que les dicta su instinto, es dejarlo todo para coger en brazos a su bebé.

La Naturaleza es Sabia, y nosotros unos gilipollas.

                                                      http://blog.conciliacionrealya.org/    

No dejeis de entrar en esta página...




sábado, 17 de marzo de 2012

Feliz día!

Hoy, mientras daba la teta al Pequelito en la cama, escuchaba como Tiribailes me reclamaba.
Cuando esto ocurre, me sorprendo con la facilidad que tienen M de "despistarle" e impedir que suba a buscarme y de paso despertar a su adorado "manito pequelito".
Sonrío y se me llena el alma de agradecimiento a la vida por haberle conocido. Agradecimiento a las hormonas que hicieron que nuestro amor entrase a raudales en nuestros cuerpos, el mismo amor que ahora me llena. ¿El mismo? No, reconozco que no es el mismo, es mejor.
Hoy, cerquita de día de Padre, quiero escribir estas líneas agradeciendo a estos papás, en general, y a mi querido M en particular, su "labor".
Porque las hay con suerte y yo, soy una de ellas.
Agradezco a la vida el haberlo puesto en mi camino. Agradezco a mi cuerpo el haber reaccionado esa mirada suya que me enamoró y me agradezco a mi misma el haberme escuchado y así romper con mi anterior vida para empezar una nueva a su lado.
Cuando me enamoré de él, no sabía quien era, no sabía si me secundaría en mis "locuras" ¿o si? Si, tal vez me enamoré de él precisamente por eso, porque supe que sería mi aliado, porque sabía que con él no harían falta explicaciones.
Cuando dije que quería ser madre, no hicieron falta explicaciones.
Cuando dije que no quería parir en un hospital, que quería hacerlo en casa, no hicieron falta explicaciones.
Cuando perdí a los gemelos, cuando celebro su cumpleaños, cuando les digo a sus hermanos que tienen unos hermanos en el cielo... no hacen falta explicaciones.
Cuando me planteaba no vacunar, cuando deseaba dormir con mis hijos y darles toda la teta del mundo, cuando me quería alejar de la cuidad, cuando quería criar a mis hijos informando de los límites y no imponiéndoselos... no hicieron falta explicaciones.
Hombres buenos (pero de los de verdad), haberlos haylos, aunque escasean, por eso hoy quiero dedicarles estas letras nocturnas.
Se las dedico a todos los papás que, como mi querido M, nos acompañais en este viaje tan emocionante de la maternidad y la crianza.
A los que se descubren reconociendo su lado femenino y lo aceptan.
A los que a altas horas de la madrugada se pasean pasillo arriba y abajo, meciendo los catorce kilos de vuestro hijo para que sus chicas descansen con un bebé bajo el ala, mamando.
A los que se encargan de los baños, las cenas y limpiezas, mientras sus chicas se sientan en el sofá a dar de mamar a sus hijos.
A los que no gritais a vuestros hijos cuando quisierais tirarlos por la ventana.
A los que os agachais para estar a la altura de vuestros hijos y poder compartir mejor su mundo. A los que después de varios meses sin poder haber echado un polvete en condiciones, seguís diciendo a vuestras mujeres lo guapas que están y las ganas de ellas que teneis.
A los que todavía os quedan ganas después de no parar en todo el día y compartir una casa desordenada con una mujer despeinada, que cree recordar que se duchó ayer, en pijama a las tres de la tarde en el que, nadie sabe como, cuelga una tirita de Caillou pegada entre pelusillas y migas de pan, con la sartén del pisto requemado, y un arroz blanco a medio hacer, con la camiseta que ha visto tiempos mejores llena de rodetes de leche de distintas horas, que en ella se podría medir el tiempo, como en el tronco de los árboles, que tiene ese olor característico en el pelo y hombro, un olor como de leche agria, que por cierto se le están moldeando los brazos de llevar al niño todo el día en brazos...
A los que no os hacen falta explicaciones, porque confiais...
Muchas gracias a todos.
Y gracias a M. Te quiero. Te quiero. Te quiero.

jueves, 15 de marzo de 2012

Cortecito limpio


Hoy, en mi reflexión de la teta con el Pequelito, me acordaba de una conversación que tuve con el Director de mi curro.
Yo, recién vuelta de mi baja de 20 meses (si, lo sé, soy una morruda), me encuentro con dicho Director, al cual por otro lado le tengo mucho cariño. Me pregunta amablemente por mi Tiribailes y yo le cuento entre babas.
Le comento lo importante que ha sido para mi esta baja tan larga, el poder estar con mi hijo a tiempo completo sus primeros 10 meses y mi opinión de que una baja maternal más larga, ayuda a toda la sociedad, y patatín y patatán.
Él, con mucho tacto me hace ver que tristemente, en esta sociedad en la que vivimos, que las mujeres se cojan bajas largas finalmente va en detrimento de la mujer, que a los empresarios no les compensa y que patatín y que patatán.
Finalmente llegamos al tema del parto: ¿Y cómo es que has parido en casa? Qué valiente. ¿Y si hay algún problema? ¿y si? ¿y si?...
Y yo, que para esto soy un poco burra, le contesto: Primero porque deseaba ser protagonista de mi parto, segundo porque deseaba darle a mi hijo un nacimiento sin violencia, y tercero, porque no me apetecía ni lo más mínimo que me cortaran mi vagina.
Pues oye, que lo que más le sorprendió fue lo de mi vagina: ¡Pero si es un cortecito limpio! ¿Qué problema hay? (Y lo decía de verdad, intrigado)
Ahí me di cuenta una vez más de la gran mentira que nos han contado. A mujeres y a hombres. ¿Cómo es posible que Director no pudiese ponerse en mi lugar y darse cuenta que un corte en la vagina, en el mejor de los casos, significan unos cuantos puntos ahí, en esa zona tan íntima, tan hinchable, tan esponjosa? Una cicatriz de por vida. Un tejido cortado a tijera y cosido con aguja e hilo, en esa zona tan íntima, tan caliente, tan jugosa...
¿No era capaz de ponerse en mi lugar? Pues tenía que intentarlo:
- Director. Cierra los ojos. Piensa en tu pene. Palpita. Sube y baja. Duerme. Se hincha. Ahora así, bien hinchado, imagina que un desconocido coge unas tijeras y te hace un corte. ¿Duele? ¿Volvería a ser el mismo después de cortar y coser? ¿Y si te lo hacen dos o tres veces en tu vida? ¿Y si después te enteras que no era necesario? Pues eso...
Su cara me dijo que si, que un poquito si que se había puesto en mi lugar...

sábado, 10 de marzo de 2012

Enseñar la verdad.

Hoy, en mi refexión de la teta (que la teta da pá mucho) quiero hablar sobre la Adolescencia, y es que yo, aunque no soy una jovenzuela, me siento muy apegada a mi yo adolescente. Cuando estoy cerca de ellas puedo sentir ese torrente de hormonas que me hacen entenderlas en su no entenderse. Será que he estado embarazada dos veces estos tres últimos años. Será que he revivido esos torrentes hormonales...
Hay un gran paso entre la mujer niña y la mujer adolescente. Una pasa de ser un cuerpillo a encontrarse tetas, pelillos en la vulva y axilas, unas caderas que se hacen cada vez más grandes. En mi caso, además, un sinfín de estrías que me han acompañado desde los 10 años, por lo que las estrías del embarazo las tengo más que superadas.
A mi me vino la regla con 10 años. Muy pronto. Pronto porque nadie te explica por qué ocurre todo esto. Aunque me hubiera venido a los 15, seguiría siendo muy pronto. Hoy me doy cuenta.
Me explicaron los cambios en la escuela (y menos mal, porque en la clase de al lado, por ser una monja quien impartía esa clase, se saltaron ese tema, muy fuerte!!) En la escuela me explicaron los cambios hormonales, las trompas de falopio, las glándulas. En mi casa: la menstruación, el hacerse mujer. Pero nunca me explicaron la verdad. Y es que es una verdad que todavía sigue muy oculta: que todos esos cambios vienen para traerte el poder. El poder de gestar, el poder de conocer los ciclos de tu cuerpo y de tu vida. Lo iguales que somos a la madre tierra.
No me explicaron que con la regla se me daba algo más: la sintonía con la luna. No me enseñaron a que con sólo meterte los dedos sabes si estás ovulando. No me enseñaron que las otras mujeres palpitaban al mismo ritmo que yo, y que los ciclos marcan estados de ánimo. No me lo enseñaron porque sigue siendo una verdad oculta.
Las adolescentes, en su montaña rusa hormonal sienten que hay algo más, pero nada, absolutamente nada de lo que las rodea les da pistas... ¿Qué es todo esto que siento? ¿Y el ser mujer, qué significa? ¿Entienden los chicos lo que significa ser mujer? ¿Realmente mi regla me da asco o es un papel que interpreto porque a todo el mundo le da asco?
La sociedad les da la espalda y allí se las compongan.
Tenemos una gran misión las madres de hoy, las abuelas de hoy. Mostrar la verdad. Enseñarla en todas sus caras. Que las niñas sepan, que los niños sepan. Que las adolescentes adoren su cuerpo, sea como sea, porque es un cuerpo sagrado y único. Que nuestros hijos varones crezcan y sean educados en el respeto a la mujer y sus ciclos. Que así sea.

Mujeres a una

Hoy vengo con el corazón y el alma llenos.

Hoy vengo de un día lleno de mujeres y montaña.
Mujeres que viven en la Sierra madrileña y quieren juntarse.Que no quieren sentirse más sólas, que saben que hay una red que palpita y las está llamando.

Y al escuchar la llamada se juntan, y comparten, y no llega el tiempo para tanto compartir, y quisieramos que durase siempre...

Porque estamos hartas de que no nos entiendan (entender de verdad, no sólo aceptar), hartas de no ser comprendidas... así que nos hemos juntado: mujeres, montaña, tetas... montañas de tetas, de brazos y besos, de fulares coloridos y bebés felices. Montañas de niños ensuciándose y sinténdose felices.

Gracias mamis. Gracias tetas. Gracias niños. Gracias Montaña.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El Nacimiento de Tiribailes


Este blog empezó en mi primer embarazo... y lo retomé con el nacimiento de mi segundo hijo... Así que hay una laguna bastante grande (y muy importante) de mi vida.
Os dejo, pues, el relato del nacimiento de Tiribailes... espero que lo disfruteis tanto como nosotros!!

"Ahora
todo me parece un sueño, me parece que todo lo vivido no es mío, sino una serie
de imágenes que se han grabado en mi cerebro por pura casualidad…

Miro
a Tiribailes, está con su padre, mirándole, observándole, estudiándole… parece que
dijera: “te conozco, tu has estado aquí, a mi lado, todo este tiempo…”

Me
miro a mi misma y me encanta saberme animal, saberme mamífera…

Voy
a tratar de ordenar las imágenes, los pensamientos, los sentimientos…

EL
VIAJE ALUCINANTE DE TIRIBAILES (12-JUNIO-2009)

Tiribailes
fue un niño muy deseado. Sabíamos su nombre mucho antes siquiera de empezar a
buscarlo.
Mi
primer embarazo, mis primeros hijos, eran gemelos. Y se fueron a las 9 semanas.
Dejaron la cama calentita a su hermano , que se agarró como agarra ahora mi
pelo, con una fuerza maravillosa.

Fue
un embarazo estupendo, quitando las típicas y caprichosas necesidades del
cuerpo: hacer pis cada 5 minutos, que tu estómago sólo te pida lácteos durante
el primer mes y que tu cuerpo te pida tomate natural cuando tú eras de la liga
anti-tomate, que tus pies se hinchen cual elefanta, te enfadas cada vez que vas
al ginecólogo y mencionan tu subida de peso… menudencias. Yo pasé 9 meses
maravillosos (aclaro que he estado de baja desde el primer día de embarazo,
suerte que tiene una en su curro, y que eso, ayuda)… 9 meses disfrutando
devorando información, conociendo a gente estupenda, compartiendo todo esto con
M. y sobretodo, sobretodo, mirándome por dentro.

Quería
que Tiribailes naciese en casa, quería estar en mi guarida, quería saberme animal,
quería saberme mamífera…

Hicimos
la “preparación al parto” con Génesis, en Madrid. Sólo tengo palabras buenas…


Aguanta, Tiribailes
aguanta…

En
la semana 35 empiezo a notar alguna
contracción. No eran como las de siempre. Además había expulsado parte del
tapón mucoso… Era demasiado pronto
(debía llegar a la 37 para poder parir en casa) y me puse un poco nerviosa…
“Aguanta Tiribailes, aguanta”.


Llamé
a Jero (una de mis comadronas) para informarle y esa misma tarde estaba en su
consulta. Conclusión: dilatación de 1 cm y cuello medio borrado. Me toca estar
tranquilita unos días, al menos hasta pasar la fecha en la que pueda parir en
casa.

Aguanta,
Tiribailes, aguanta.

Así
que comenzamos nuestro diálogo diario: buenos días Tiri, que bien que hayas aguantado,
ya estamos en la fecha de poder nacer en casa, pero si esperas hasta el fin de
semana, mejor, así acabo el curso de Doulas, que sólo queda un módulo… y como
aguantaba, le decía… pues si te parece bien, aguanta ahora que acaba de
fallecer el abuelo y así podemos estar con la familia… y aguantaba… y ya
puestos querido mío, aguanta hasta este fin de semana que es el curso de Michel
Odent… y aguantó! (El domingo, en el curso de Michel Odent expulsé de nuevo
tapón mucoso, y nosotras nos reíamos diciendo que me iba a poner de parto y que
al Sr.Odent no le quedaba más remedio que ser el padrino).

Así
llegamos a la noche del 11 de Junio, tomando unas cañitas con unas amigas en
Lavapiés… me entra un ataque de sueño… las 12 de noche, amigas, me voy a dormir.
(Qué ilusa…)

Bajando
por la cuesta noto una contracción, una culebrilla que se mueve. No termino de darle importancia aunque
llegando al portal noto otra. Cuando llego a casa, decido no decirle nada a
M, ¿y si me ocurre como a otras muchas mujeres y me tiro con contracciones
dos días? Mejor dejarlo estar… me voy a la cama.

A
los pocos minutos me levanto, me noto extraña… la excusa perfecta para darme
uno de mis baños. Otra contracción, sangro un poco, me río por dentro… mejor me
cojo el móvil y así voy viendo cada cuanto son.

Me
desnudo, desde que me quedé embarazada me encanta ir sin ropa… abro la ventana
del baño, entra la noche… me meto en la bañera… me relajo… cuento las
contracciones. Cada 9 minutos, cada 8, cada 7… así hasta cada 5… me sigo
riendo, sé que esto no va a parar… creo que es hora de llamar a M.

Trato
se salir de la bañera, pero cada vez que lo intento llega otra contracción… me
entra un ataque de risa… ¿Qué hago? ¿Me pongo a chillar llamando a M?
Jajaja… acabo de ver el móvil, esa es la solución, llamaré a M por
teléfono, aunque se encuentre sólo a unos metros del baño… imaginad el susto
que se llevó!

Son
las 3:30 de la madrugada, M llega al baño con cara de sueño, le paso los
materiales: teléfono móvil, rotulador y sobre del banco dónde estoy apuntando
las contracciones… él, mientras tanto, va haciéndose a la idea de que no vuelve
a la cama.

Cada
5 minutos, cada 5, cada 4, cada 5, cada 4 cada 4 cada 3 … a las 4:15 llamamos a
Jero, mi matrona. Habla M, le cuenta… le pide que le pase conmigo… esto me
lo sé, quiere escuchar mi voz, saber cómo me encuentro… (que bonita profesión,
escuchar para saber cómo se encuentra una mujer, palpar la tripa para saber la
posición del bebé). Me pongo al teléfono, sé lo que me va a decir: “te escucho
tranquila… llámame cuando creas que debo ir”. Estoy tranquila, tal vez
demasiado… las drogas que tan sabiamente produce mi cuerpo empiezan a hacer
efecto… me encanta… quiero dejarme ir pero antes debo cerrar unos asuntos.

Llamo
a Ali, la amiga que había elegido para acompañarnos, para darle el relevo a
M si hiciese falta, para hacer fotos si me notaba bien y sobretodo, para
entender mis señales… Son las 4:30, hacía tres horas que me había despedido de
ella en Lavapiés… “Ali, ¿Qué haces?” “Pues aquí, esperando que ocurra algo para
no meterme en la cama” “Pues vente pacá que Tiribailes está llegando”

M
llama a su hermano y padrino de Tiribailes… él también había sido elegido para
acompañarnos… tenía 4 horas y media de viaje porque vive en los Pirineos…
siendo primeriza seguro que le daba tiempo… M había colocado ya el colchón
grande en el suelo del salón, y ahí estaba yo esperándole cuando me confirmó
que todas las llamadas estaban hechas… ya me puedo dejar ir… rompo aguas en ese
instante… me río… vamos corriendo al baño para ver el color de las aguas. Como
estaba manchando en cada contracción me había puesto una compresa la cual había
absorbido casi todo el líquido amniótico, que era claro.

A
partir de este momento no recuerdo nada… hay imágenes difusas… M llama a
Jero y le cuenta las novedades… yo llevo ya unas cuantas contracciones después
de haberse roto la bolsa… y en todas ellas mi cuerpo está empujando… yo no
entiendo nada… ¿no se supone que lo del pujo involuntario viene mucho más
tarde?. Recuerdo que se lo pregunto a Jero por teléfono: “Jero, ya estoy
empujando, bueno yo no hago nada, es mi cuerpo el que empuja… ¿es eso normal?”
y su maravillosa respuesta: “Todo lo que te ocurra es normal, muy pocas veces
hemos dejado que el cuerpo de la mujer actúe sólo”


Recuerdo
que Jero y Ali ya están aquí, no recuerdo como han llegado. Jero le pide a Ali
aceite de oliva, imagino que para hacerme un tacto… Ali trae una botella de
aceite usado… yo me río y trato de explicarle dónde está el aceite limpio, pero
me cuesta.
Me
recuerdo vomitando desde el váter al suelo. Me recuerdo de nuevo en la bañera,
M me moja las partes de mi cuerpo que no están en contacto con el agua.
Recuerdo cagarme en cada contracción. Recuerdo moverme con los ojos cerrados.
Me agacho. Subo una pierna. Recuerdo agarrarme a M, que esperaba sentado
en el bidet a que llegase otra contracción y ponerse en pié como un resorte
para que yo pudiera agarrarme a su cintura y dejar que la contracción pasara
por mi. Recuerdo morderle en la tripa… (en la siguiente contracción ya había
una toalla puesta estratégicamente). Recuerdo estar los dos sólos en el baño.
Recuerdo el paso a la respiración-soplido que sale desde lo más hondo… yo me
había imaginado soltando ese grito animal que sale de las entrañas como muchas
habían descrito… pero no, yo respiraba más bien como una leona marina (aclaro
que no he tenido el gusto de conocer a ninguna ni saber como respiran).

Recuerdo
pasar mucho tiempo en el váter, tocarme con los dedos la vagina y el periné,
recuerdo la sensación húmeda y ligeramente pegajosa en mis dedos, saber qué eso
que tocaba era la cabeza de tiribailes… Y todo esto…tan difuso…

Recuerdo
que Jero entra en el baño y que le dice en voz bajita a M que notaba que
mi respiración era distinta y que le gustaría ver cómo va todo. Recuerdo que me
toca despacito y yo me siento en el escalón del baño…contracción…Jero espera
tranquila, y después, muy cariñosa me mira y me toca… 9 centímetros. Son las
nueve de la mañana. Tiribailes está en las puertas. Desconecto de nuevo.
Me recuerdo
de rodillas apoyada en la bañera, recuerdo tocarme la abertura, subir una
pierna, bajarla… jugar con el movimiento de mi espalda. Recuerdo a Jero
poniendo una toalla en el borde de la bañera para que apoyara la cabeza. Recuerdo
un circulo de fuego, en cada contracción mi cuerpo cambia el empuje…ahora sé
que no queda nada… las contracciones vienen en oleadas de tres, yo sigo
respirando como una leona marina… otra oleada, si no es en esta me muero, me
voy a partir… no! , esto quiere decir que Tiribailes ya está aquí, sólo queda un
poquito más… siguiente oleada, su cabeza ha salido…siento que todo se relaja…
sé lo que viene ahora, saldrán sus hombros y su cuerpo detrás de ellos
rebosando líquidos, lo podré coger, abrazar, oler… mirar…



Jero
me lo ha puesto debajo, entre mis piernas… yo lo cojo, me siento en el suelo
sobre unas toallas… le miro…
Sólo
estamos él y yo… recuerdo que pienso o digo algo sobre que él sabía el
camino, que yo en realidad no había hecho nada… no recuerdo haber tenido dolor,
no recuerdo haber tenido miedo.

Ya
está aquí, húmedo entre mis brazos… demostrando al mundo entero lo que ya
sabíamos: que el bebé nace cuando tiene que nacer, que sabe perfectamente lo
que tiene que hacer… que si a su madre la dejan tranquila, si confían en ella,
en su animalidad… nada tiene por qué salir mal. Demostrando lo que ya sabían
nuestras abuelas y sus abuelas: que no hacen falta cortes, ni goteros, ni
potros, ni básculas frías y duras, ni aspiraciones, ni pinchazos, ni drogas,
ni… Tengo ganas de salir a la ventana y
chillar a los 4 vientos: Tiribailes ha nacido en casa, el parto es mío, y suyo y de
todas las mujeres que saben que se puede!!

Estamos
en el salón… Acaba de llagar Pichi, mi cuñado y padrino de Tiri… media hora
tarde… pobrecito, nadie imaginaba un parto tan rápido… M corta el cordón a
los 20 minutos, cuando ya ha dejado de latir… la placenta tarda 2 horas y
media… dos horas y media en las que yo me había olvidado de la placenta, 2
horas y media sangrando con cada contracción… a mi todo me daba igual… Jero me
decía que la visualizase, que si no salía pronto tendríamos que ir al hospital…
la placenta salió, enorme e intacta y Jero me puso una vía de oxitocina (creo)
para que el útero volviese cuanto antes a su sitio… recuerdo un rato de
malestar, como dolores de regla… y un vaso de zumo de frutas con placenta… qué
rico me supo…

Después
Jero me trajo la placenta y yo jugaba con ella mientras me explicaba qué era
cada parte…
Hacía
un calor insoportable. Taparon las
ventanas del salón para que no entrase el sol… y así nos tiramos tres días, en
nuestra guarida, compartiendo el regalito con las personas elegidas… pasados 5
meses todavía tengo la sensación de estar en mi guarida.

Tiribailes
pesó 3 kilos 100 gramos. No sabemos lo que midió. Tardó 12 horas en agarrarse
bien a la teta, y ahora no la suelta. Es la mejor de las sensaciones…


Hasta
aquí la primera etapa del viaje de tiribailes… el resto de etapas será él quien las
vaya escribiendo en su propio cuaderno de vida.

Quiero
dedicar estas páginas a nuestras familias, que nos apoyaron desde el principio.
También a nuestros amigos, los que confiaban y los que no. A Génesis por darnos
sabiduría y cariño. A Ali,a Jero y a Pichi, por recibir a Tiribailes con tanto amor…
a nuestras madres que nos parieron… a todas las mujeres de la historia por
enseñarme que se puede parir sin drogas…a mis hermanos del alma: Ana y Dani,
por estar a mi lado a pesar de la distancia. .. a mi querido M, por
acompañarme en mis maravillosas “locuras”, por haberme hecho madre… a nuestros
gemelos por enseñarnos a decir adiós… Pero sobretodo, estas páginas se las
dedico a las mujeres de El Parto Es Nuestro, porque luchan día a día para que
partos como el mío sean una realidad, para que las mujeres tomemos el poder que
se nos ha robado… el poder de parir. Porque me emocioné hasta el infinito
cuando me senté al ordenador y os escribí: “El parto ha sido mío”… porque este
parto también ha sido vuestro."

miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Cómo es que no has traído un carrito?


Con esta frase fabulosa me ha "acogido" la médico de la mutua esta mañana cuando he entrado en su consulta. Lo que no sabía esta buena mujer es que llevaba hora y media esperando, muerta de calor, con un bebé de casi tres meses, muerto de calor también. Lo que no sabía es que había madrugado lo que nunca para comerme 1 hora y cuarto de tren más veinte minutos a paso ligero Ar! para llegar a esa consulta. Tampoco sabía esta buena señora que acababa de decirle a una enfermera que no necesitaba una sala especial para dar la teta y que no me importaba darla delante de varios pares de ojos masculinos.
Así que cuando me ve entrar y se me queda mirando para acto seguido preguntarme ¿no has traído un carrito? ha debido flipar con el humo que salía de mis orejas.
- No he traído carrito, porque no tengo carrito.
- ¿y cómo quieres que te valore si me traes al niño y lo tienes encima? Con un carrito lo podrías dejar ahí...
- Me puedes valorar con el niño encima, o lo puedo dejar en la camilla si es necesario.
- Lo podías haber dejado con alguien.
- No tengo a nadie con quien dejarlo, además toma teta, así que...
Así que me saqué la teta y la dejé con la palabra en la boca.
Ya está bien de que los niños sean un estorbo. Si durante mi baja maternal me hacen recorrerme 50 km en transporte público (y a gambín) para acudir a su consulta, lo menos que pueden pensar es que me voy a traer a mi hijo, vamos digo yo...
¿y qué interés tiene esta buena mujer en que tenga un carrito? ¿va a ser ella la que lo suba y lo baje por los cercanías de la capital? ¿va a subirlo ella, con el bebé, un niño de dos años y medio y dos perras correteando entre sus piernas los 22 escalones que hay hasta llegar a mi puerta? ¿Va a conducirlo ella por las pésimas aceras de mi pueblo o sorteando las mil y una obras de Madrid?
Pues no, querida, yo mejor me meto a mi Pequelito en el fular y salga el sol por Antequera.
Acabo de caer cual House: esta mujer lo que apuntaba en su ordenador era: "Si la trabajadora se queja de dolor de espalda: NO LA CREAN. La usuaria portea a su bebé en un trozo de tela. Indicaciones: QUE SE COMPRE UN CARRITO.